Gracias a la influencia de la moda, el dinamismo de las redes sociales y el creciente interés de los consumidores por la naturaleza, la jardinería y la tendencia que tiene relación con las flores preservadas está en auge. Es así como las marcas están introduciendo estos segmentos en múltiples categorías y en todas las generaciones de consumidores.
Las flores preservadas se han convertido en una opción más que válida para llevar la naturaleza a casa… pero sin el trabajo de tener que mantenerlas como una planta de interior. O, podemos decir también, que con la desventaja de que con el tiempo se acaben marchitando como las flores frescas.
Empecemos por aclarar que ¡son flores de verdad! Las mismas que crecen en jardines o viveros, pero que cuando llegan a su punto de máximo esplendor, se cortan y son sometidas a diferentes procesos de secado y conservación. Es así como se les aplica un tratamiento de deshidratación y, aunque parecen frescas y conservan su aroma tan característico, no necesitan agua.
Ahora bien, este tipo de flores son más resistentes que las frescas. Tienes un color mucho más fuerte y potente, gracias a los pigmentos que se le añaden durante el proceso de deshidratación y que potencian su color. ¿El resultado? Unas flores bonitas que no tienen nada que envidiar a las flores frescas y, además, con un buen olor.
Y es que ¿a quién no le gustaría preservar, por ejemplo, sus rosas favoritos por varios meses?
No necesitan agua: “el agua es el enemigo número uno de las flores preservadas. Asegúrate de que el jarrón esté bien secoe intenta que los tallos no queden muy pegados al cristal, ya que podría favorecer la formación de humedad”, aseguran los expertos.
Mantenlas lejos del sol: si no quieres que las flores pierdan su color, lo mejor es que las alejes de la luz directa del sol. Eso sí, puedes tenerlas en el exterior.
Límpialas frecuentemente: el polvo es el gran enemigo de las flores preservadas, porque propician que se deterioren. Si ves que se acumula el polvo en ellas, retíralo con un secador con aire frío y con cierta distancia para no dañarlas.
Aunque son flores que “están muertas”, es clave prestar atención a su ubicación exacta. Por eso, te recomendamos que las pongas en un ambiente que tenga una temperatura media (no muy caliente y no muy fría), donde no reciba la luz solar directa ni tampoco corrientes de aire.
Pueden formar parte de tu decoración de centro de mesa en la sala o el comedor, en un jarrón en un corredor, en una corona en la entrada de la casa. Incluso, es posible que estén en el exterior siempre y cuando no llueva ni haga mucho sol.
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La verdad es que, con el correcto cuidado, pueden llegar a durar hasta años (especialmente si sigues las recomendaciones que te hemos dado en este artículo). No te asustes si después de un tiempo pierden su color, esto es normal. Los primeros meses las verás tan hermosas como los primeros días, pero con el tiempo cambiarán.
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